El tiempo vuela, como si fuera un ser con alas, decía mi abuela, cuando un tanto desesperada, preparaba mis cosas para enviarme a la escuela.
Aunque intangible e inerte, con el paso de los años su efectos se sienten, acompañándonos inevitablemente hasta la muerte.
No lo podemos tocar, pero él siempre nos acompaña como la “mosca detrás de la oreja” en el andar; nos abraza sin apretar, y su insensible fuerza la piel nos hace arrugar.
También nos arruga el alma al hacernos saber que, tarde o temprano tenemos que marchar, a un desconocido lugar; con el dolor de no saber, sobre la suerte de lo que en este mundo dejemos atrás, especialmente lo que más hemos querido conservar; como son los hijos, las amistades y el nucleo familiar.
Pero como lo canta Hector Lavoe y Willie Colón, ” todo tiene su final y nada dura para siempre”, haciéndonos recordar que no existe la eternidad, por lo que debemos procurar disfrutar nuestra condición de ser viviente, y mejor en función de la bondad.
Lo mas jodido es lo que según la biblia dice Timoteo y corrobora ezequiel, que “vendrán tiempos peores”, hasta que nuestro ser superior vea al demonio caer.
Espero tengan en la lista a los “fulanitos aquellos”, que han empañado de nuestra patria todo lo bello, y tienen al pueblo desesperado, y “cogido de los cabellos”.
La verdad es que están sucediendo cosas, que antes eran difíciles de creer, y que ya son tan evidentes y palpables, que no se pueden desconocer.
La maldad se ha multiplicado en tal medida, que el demonio cruelmente de personas aparentemente buenas se ha disfrazado, y como
falso pastor, de ovejas inocentes, a quienes la conciencia ha envenenado, está provocando que el tiempo se esté materializando, tal cual como se ha profetizado.
El tiempo es un concepto que se refiere a la duración de las cosas que pueden cambiar, y que también puede ser una oportunidad para poderlas mejorar.
En la vida hay tiempo para todo. Tiempo para reir y tiempo para llorar.
Generalmente se llora cuando el tiempo no dura para nada y algunas cosas aparentemente importantes no se pudieron lograr.
Pero se dice que los tiempos de Dios son tan perfectos, que hasta el de morir, solo Él sabe cuando lo decidirá.
También hay tiempo para trabajar y tiempo para descansar. Pero al tiempo del trabajo que en la vida con sudor se ha consolidado, le corresponde uno de descanso también prolongado, como cuando se es jubilado; y es el descanso eterno, donde la dimensión del tiempo los científicos aún no han calculado, y tampoco nadie del más allá, para echar el cuento ha regresado; aunque solo Lázaro quien fué de visita por cuatro dias; y que si vió algo, prefirió quedarse callado.
Otra cosa que me llama la atención, es el tiempo de las llamas prendidas en el supuesto infierno, donde se pudieran quemar los pecados de aquellos malvados, que en la tierra materialmente fueron sepultados, y solo con sus almas etéreas sería el fuego avivado.
Entonces mejor, y por si las moscas, que la muerte nos sorprenda bien confesados.
Pero antes de los tiempos que he enunciado, hay uno especial que, debe ser para divertirnos y gozar con los familiares y amistades, como el que con un grupo de excompañeros de trabajo aún disfrutamos; agradeciendo al ser superior el tiempo que aún nos tenga reservado, para en función de la armonía y en pos de la felicidad, continuar mancomunados, hasta que el mismo decida que, lo particularmente correspondido, ya ha sido consumido y consumado.
A propósito del tiempo, hoy 17 de diciembre de 2024, se cumple exactamente un año que, de una penosa enfermedad haber sido operado; y al parecer, el dueño del tiempo me ha concedido otro período adicional, para cumplir con el resto de la misión, que desde el principio me hubo encomendado.
“El tiempo es oro” y su precioso valor no se debe desperdiciar, gastándolo en cosas que nada favorable pueda agregar.
Mis excusas a todos aquellos, que por el mal uso de mi tiempo en esta vida, inadvertidamente haya podido lastimar.
Ahora es tiempo de navidad, para tratar de disfrutarlo en armonía con todo y los demás, deseando además, un Próspero Año Nuevo, con buena salud, alegrias y prosperidad.
Por
José R. Múnera N.
