Las Fuerzas Armadas de Estados Unidos llevaron a cabo este domingo dos nuevos ataques con misiles balísticos en el este del océano Pacífico, que dejaron un saldo de seis personas muertas. Así lo confirmó el secretario de Defensa, Pete Hegseth, quien aseguró que las operaciones fueron ejecutadas por orden directa del presidente Donald Trump.
“Ayer, por orden del presidente Trump, se llevaron a cabo dos ataques con misiles balísticos contra dos embarcaciones operadas por organizaciones terroristas designadas”, señaló Hegseth a través de su cuenta en X (antes Twitter).
De acuerdo con el funcionario, los informes de inteligencia apuntan a que las embarcaciones “estaban vinculadas al contrabando de narcóticos, transportaban estupefacientes y transitaban por una ruta conocida de narcotráfico en el Pacífico Oriental”.
Con estos últimos operativos, ya suman 76 las personas muertas en un total de 20 ataques realizados por Estados Unidos en el Caribe y el Pacífico desde septiembre, todos sin que haya mediado una declaración formal de guerra por parte del Congreso.
Según los reportes oficiales, solo tres personas sobrevivieron a los bombardeos. Dos fueron capturadas temporalmente por la Marina estadounidense y posteriormente devueltas a sus países de origen, mientras que el tercero se presume fallecido tras una búsqueda llevada a cabo por la Marina de México.
El primer ataque de esta serie se registró el 2 de septiembre en aguas internacionales del Caribe. En esa ocasión, la administración Trump argumentó ante el Congreso que el país se encontraba en un “conflicto armado” contra los cárteles de la droga, y que los fallecidos eran “combatientes ilegales”. Sin embargo, hasta la fecha no se han presentado pruebas públicas que demuestren la presencia de drogas a bordo de las embarcaciones atacadas ni sus supuestos vínculos con organizaciones criminales.
Las acciones militares han generado preocupación en la región y fueron tema central en la reciente cumbre entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Unión Europea, donde varios gobiernos expresaron su inquietud por el aumento de la tensión en el Caribe y el Pacífico.


