La amistad es tan importante que, aunque tiene sus bemoles, no deja de ser interesante.
Todo depende de las circunstancias, de modo, tiempo y lugar, en que se pueda desarrollar, permitiendo que sea verdadera, sincera, pasajera, anque procurando pudiera perdurar.
Todos tenemos posibles virtudes, como también probables defectos, y que solo los demás pueden notar; por los que, tal vez, para eventos especiales, podamos ser dignos o indignos de invitar.
Sobre todo si, de determinado estrato social se trata, en el que se crea que algunas personas no pudieran encajar.
El problema de los defectos va muy amarrado con el concepto de la personalidad; sí, esa que le permite a uno mismo creerse ser lo que es; y no como lo perciben los demás.
No se trata solo de complejos, también es cuestión de vanidad, la que induce a muchas personas a ser selectivas con las amistades, para impresionar a otras más, que tal vez piensan que, según la calidad de los amigos, así mismo los considerarán.
“Dime con quien andas, decirte he quien eres”, le decía el Quijote a Sancho Panza; cavalgando sobre Rocinante, protegiendo su famélica humanidad, con solo su armadura, escudo, lanza y nada más.
La afinidad con los amigos, también puede determinar, hasta dónde la mutua consideración puede alcanzar.
Muchos amigos se pueden encontrar en el tránsito por la vida, donde unos llegan y otros se van. Pero hay Amigos que permanecen mientras vivan y aún muertos, nunca se pueden olvidar.
La amistad también es dificil de cultivar, por la complejidad de cosas que hoy en día suelen pasar; que hacen que hasta de los amigos se pueda llegar a desconfiar.
Por eso, el coloquial refrán que dice, ” amigo ratón del queso”.
Es que detrás de una falsa amistad, también algún interés se puede encontrar; y entonces como buen sabueso hay que actuar, y hasta depronto tener que decidir: ” a otro perro con ese hueso”, que nos libre de algún mal.
Por José R. Múnera N.