Una de las grandes preocupaciones del Ministerio de Educación en Colombia, de los directivos de universidades tanto privadas como públicas y por supuesto de sus docentes, padres y familia y expertos, es el crecimiento de la deserción estudiantil que parece inatajable.
El fenómeno asociado a los altos costos de matrículas, carreras saturadas, sin pertinencia y deseos de los jóvenes de apostarle a estudios más cortos con mercados laborales asegurados, no es nuevo, pero después de la pandemia el descenso en el número de matriculados aumenta de manera exponencial. En Barranquilla por ejemplo, hay universidades privadas “pasando aceite”, es decir, con problemas financieros.
La mayor parte de las instituciones de educación superior de carácter privado se han visto obligadas a recortar la nómina de profesores, aumentarles la carga académica y aplazar inversiones.
Las cifras más conservadoras indican que durante los dos últimos años las universidades privadas del país en promedio han perdido más del 18% de sus matrículas. En el corto plazo el asunto se puede volver insostenible, afirma el exrector de la Universidad del Atlántico, Carlos Prasca Muñoz, una de las personas más informadas y conocedoras del tema.
Recuerda que al no existir los programas Ser Pilo Paga y Generación E, objetos en su momento de duros cuestionamientos porque aparentemente se convirtieron en flujos de millonarios recursos para “universidades privilegiadas”, el problema de la deserción se les agravó.
En medio de ese desalentador panorama, Prasca destaca el papel del Rector de la Universidad Simón Bolívar de Barranquilla, José Consuegra Bolívar, a quien considera un visionario que se anticipó a la crisis y a los desafíos de los nuevos modelos educativos.
En esta entrevista el exrector y fundador del ITSA, advierte que la deserción también toca las puertas de las universidades públicas y aprovecha para entregar sus recomendaciones. “El reto implica atreverse al desarrollo de carreras innovadoras, ligadas a la Inteligencia Artificial-IA-.