La noticia del fallecimiento del Papa Francisco ha sacudido al mundo entero, provocando reacciones de duelo y homenajes en distintos rincones del planeta. Sin embargo, en Italia, país al que el pontífice estaba profundamente vinculado por su rol como líder de la Iglesia Católica y por su cercanía con el pueblo italiano, el impacto ha sido especialmente significativo. Uno de los sectores que más rápido respondió fue el deportivo: este lunes, se suspendieron todas las competiciones programadas, incluidas las de la Serie A, como muestra de respeto y luto nacional.
El Comité Olímpico Italiano (CONI) fue quien tomó la iniciativa de frenar el deporte en el país tras confirmarse la muerte del Sumo Pontífice a los 88 años. El presidente del organismo, Giovanni Malagò, hizo un llamado directo a las Federaciones Deportivas Nacionales, a las disciplinas asociadas y a los entes de promoción deportiva para que cancelaran cualquier evento programado durante la jornada. Además, se solicitó rendir homenaje al Papa guardando un minuto de silencio en todos los actos competitivos que se celebren durante el resto de la semana.
Entre las actividades suspendidas destacan cuatro encuentros de la Serie A que estaban programados para este lunes: Torino frente a Udinese, Cagliari contra Fiorentina, Génova ante Lazio y Parma frente a Juventus. La decisión de detener el campeonato responde no solo al respeto institucional, sino también al sentir colectivo de un país que ha perdido a una figura espiritual de enorme relevancia.
“El deporte italiano, profundamente entristecido, se une al inconsolable dolor por el fallecimiento del Santo Padre Francisco, Jorge Mario Bergoglio. El mundo se ha quedado huérfano de un guía espiritual que supo iluminar el camino de los fieles y de toda la comunidad, gracias a su mensaje inspirado en la fraternidad, la reciprocidad y los valores que representan la meta a la que aspirar para construir una sociedad mejor”, expresó Malagò en el comunicado oficial.
En medio de la conmoción, el país rinde homenaje al pontífice no con palabras grandilocuentes, sino con silencios cargados de significado, donde incluso el fútbol —pasión nacional— se toma una pausa para despedir a uno de los líderes más influyentes de nuestro tiempo.