En un hecho inédito que tuvo como escenario la cárcel La Picota de Bogotá, dos de los principales jefes de estructuras criminales con influencia en Barranquilla sellaron un acuerdo que promete marcar un punto de inflexión en la violencia urbana de la ciudad. Jorge Eliécer Díaz Collazos, conocido como alias Castor y líder de ‘los Costeños’, y Digno José Palomino Rodríguez, máximo cabecilla de ‘los Pepes’, estrecharon sus manos este jueves 2 de octubre y anunciaron un cese temporal de actividades ilícitas hasta el 20 de enero de 2026.
El encuentro fue transmitido por RTVC, la señal oficial del Gobierno, y contó con la mediación de Camilo Pineda Serje, delegado de la Consejería Comisionada de Paz en el Atlántico, quien ha venido liderando el proceso de diálogo con organizaciones armadas urbanas en la capital del departamento.
Durante la reunión, los cabecillas formalizaron el compromiso mediante la firma de un documento que recoge tres puntos centrales. El texto resalta que “esta voluntad aquí expresada sea inspiración para las fuerzas vivas de la Puerta de Oro y para otros que se animen a transitar por los senderos de la paz posible y la Paz Metropolitana”.
Los compromisos pactados fueron:
- Suspender actividades criminales como muestra inicial de voluntad de paz y de desescalamiento del conflicto.
- Desligar las tradicionales fiestas de picós del control territorial, para convertirlas en espacios de convivencia en lugar de escenarios asociados a la criminalidad.
- Extender la invitación a otras estructuras delictivas que inciden en la inseguridad de Barranquilla y el Atlántico para que se sumen al proceso de paz urbana.
Al cierre del encuentro, alias Castor envió un mensaje de reconocimiento al papel de las instituciones: “Agradecemos el acompañamiento de las instituciones del gobierno nacional que han hecho posible este esfuerzo y a las autoridades territoriales que han expresado la decisión de poner todo el empeño para que entre todos lleguemos a feliz puerto”.
Este anuncio abre un nuevo capítulo en la búsqueda de alternativas para enfrentar la violencia urbana en Barranquilla, aunque expertos advierten que el verdadero desafío será garantizar el cumplimiento de los compromisos en los territorios bajo influencia de estas organizaciones.