La retención de líquidos, también conocida como edema, es un trastorno común que ocurre cuando el cuerpo acumula más agua de la que debería en los tejidos. Aunque muchas veces pasa desapercibida, sus efectos pueden sentirse no solo físicamente sino también visualmente, ya que puede provocar hinchazón en zonas como piernas, manos, abdomen y, especialmente, el rostro. Esta acumulación de líquidos puede hacer que una persona luzca con más peso del que realmente tiene, aunque su masa grasa no haya variado en lo absoluto.
Según explica el portal médico Medical News Today, esta retención puede estar provocada por múltiples factores como una dieta alta en sodio, problemas hormonales, insuficiencia venosa, sedentarismo prolongado o incluso condiciones como enfermedades renales, hepáticas o cardíacas. De hecho, el exceso de sal en la dieta obliga al cuerpo a retener agua como mecanismo de compensación, lo que desencadena inflamación en distintas partes del cuerpo, incluyendo el rostro. También se ha comprobado que la falta de sueño, el estrés prolongado o incluso cambios hormonales naturales, como los del ciclo menstrual, pueden empeorar este cuadro clínico.
Cuando esta retención se concentra en la cara, muchas personas notan cómo sus mejillas, párpados o mandíbula se ven más “abultados” de lo habitual, especialmente al despertar. Un estudio publicado por la revista científica Skin Research and Technology (2020) —y reseñado en Wiley Online Library— encontró que, efectivamente, existe una correlación entre la percepción subjetiva de hinchazón facial y medidas objetivas como el aumento del grosor de la piel y la reducción de su elasticidad. Esto quiere decir que cuando una persona siente su cara hinchada, es muy probable que realmente haya un exceso de agua acumulada en sus tejidos blandos.
Además, el sitio especializado Cleveland Clinic advierte que en algunos casos esta hinchazón facial puede estar vinculada con alteraciones hormonales más severas, como el síndrome de Cushing, donde se eleva de manera crónica el nivel de cortisol en el cuerpo, provocando lo que se conoce como “moon face”, una inflamación característica en el rostro que da una apariencia redondeada. También el hipotiroidismo y el uso prolongado de medicamentos como los corticosteroides pueden generar efectos similares.
Pero no todo está fuera de control. Curology, una plataforma digital especializada en dermatología, señala que algunos cambios simples en el estilo de vida pueden reducir significativamente esta retención: mantener una hidratación constante, reducir el consumo de alimentos ultraprocesados y salados, dormir mejor y realizar actividad física regular son factores clave. Incluso alimentos ricos en potasio y magnesio, como el plátano, la espinaca o los frutos secos, ayudan a contrarrestar el exceso de sodio en el organismo. En cuanto al rostro, se recomienda aplicar compresas frías y realizar masajes suaves para estimular el drenaje linfático, lo cual puede reducir la hinchazón en cuestión de minutos.
También es importante destacar que, como señala el medio Healthline, no todo edema facial se debe a malos hábitos. En ocasiones, puede tratarse de una señal de alerta sobre un problema médico más serio, por lo que si la inflamación persiste o va acompañada de otros síntomas como dolor, fiebre o dificultad para respirar, es fundamental consultar a un especialista.
Aunque la retención de líquidos suele subestimarse, sus efectos sobre el cuerpo y en particular sobre el rostro pueden ser notorios y alterar la forma en la que una persona se percibe a sí misma. Afortunadamente, con una mayor conciencia sobre sus causas y efectos, es posible combatirla desde el autocuidado y la prevención, y en caso necesario, con atención médica oportuna.